Toda la actividad de la Iglesia tiene como fin el servicio al Pueblo de Dios.

La solemnidad de la Ascensión del Señor Jesucristo celebra el momento en que, cuarenta días después de su resurrección, Jesús sube al cielo en presencia de sus discípulos. Este evento marca la culminación de su misión terrenal y el inicio de su presencia gloriosa junto al Padre. Es un recordatorio de que Cristo reina en gloria y de la promesa de que también nosotros seremos elevados con Él. La Ascensión nos invita a vivir con esperanza, sabiendo que nuestra verdadera patria está en el cielo.